sábado, 1 de diciembre de 2007

Estreno de Luca, el documental

Se estrenó la película de Rodrigo Espina, una mirada íntima que pinta a un artista generoso y amable desde su círculo afectivo más próximo.





Por Matías Peluffo

A las nueve de la noche una emoción húmeda se acomodaba en el aire del Roxy. Mientras las casi quinientas personas se acomodaban en sus sillas el espíritu de una década anáquica, intensa y dolorosa se recuperaba de a poco. El ambiente invitaba a pensar en una especie de túnel del tiempo en el que se cruzaban generaciones de personas ligadas a la música atravesadas por el encanto carismático de la estampita más querida del rock argentino: Luca Prodan.
En primer término hablaron tres personas ligadas a la concepción y realización del documental: los productores Marcelo Shpaces y Aníbal Esmoris. El último saludó y dijo que se trataba de "una noche muy especial donde podemos decir por fin. Es un proyecto que llevó tantos años, nos requirió tanta energía y nos hizo pasar por un montón de cosas fabulosas". Agradeció a todos los que colaboraron y trabajaron, y a la familia de Luca, mencionando que gracias a ellos la película existe. Después hubo unas brevísimas palabras del director Rodrigo Espina quién solo dijo "gracias a todos, gracias a Luca".




Cuando se funde la imagen a negro, lo primero que se lee es que "la voz de Luca está extraída de cartas en cassetes a su familia y de distintos reportajes". Y esa pauta focaliza la historia en la persona y no tanto en el cantante o el músico. Las giras, los discos, los recitales y la relación con los ex Sumo no forman parte del documental, sino que la película está basada en la reconstrucción emotiva de los hermanos, la madre y algunos ex compañeros de vida acerca de su relación con Prodan.
"Hay un lugar en la tierra tan libre y feliz/ y después los años pasaron y todo se fue" canta Luca sobre una acústica; y habla: "Oh hermanos, oh hermano y hermana ¿como están? yo estoy aquí, ustedes están allá, estamos bien. Estas palabras les llegan a través de la ionosfera, de la estratósfera, de la patósfera, de la ozonósfera. Estoy en este cuartito, por Dios, no tengo compañía esta noche... me voy a relajar, tomar algo y contarles algo de mi vida acá". Ese es el primer párrafo que vemos y con eso bastaría para que se entienda por donde pasa el nudo del documental. Palabras en primera persona a lo largo de una bio pic cariñosa y concluyente sobre el mito más grande del rock argentino. Un colage de fotos familiares donde aparecen los recuerdos y el dolor vivo de un artista apasionado.


La primera en tomar la palabra es Cecilia Pollock. Locuazmente cuenta que su hijo, Luca George Prodan nació una madrugada del 17 de mayo del ´53, durante una ópera y a partir de entonces cada intervención suya nos permitirá suponer que de su genética los Prodan heredaron grandes dosis carisma y belleza en la mirada.
Al principio el film se retrotrae a los devenires sufridos por la familia en China durante 1943, cuando el gobierno italiano se alía a los americanos y los japoneses ordenan detener y expropiar a todos los italianos que vivían en China, entre ellos los progenitores del músico. Andrea Prodan empieza su relato contando cómo el padre invitaba a sus hijos a hacer mortales desde un acantilado, y cómo conseguía que Luca lo intentara imitar. Si bien habla con cierta admiración de su padre estructurado, dice que su referencia era "la oveja negra de la familia".


La película invita a pensar que el encono familiar que tenía Luca Prodan con su padre determinó las causas de una vida dolorosa y punzante. La actitud germánica de "un austríaco severo que hacía todo bien" fue la que obligó a su hijo a vivir seis años entre ingleses y escoceses en Gordostaun, colegio aristocrático escocés en el que Luca se pelea desde el día de su llegada. Un profesor cuenta que rompía las reglas permanentemente y que igualó el record anual de amonestaciones en sus primeros tres meses.
En ese lugar Luca sufre el destierro y lo materializa en su diario íntimo, donde cada día rubricaba sus escritos con el dibujo del contorno de la península itálica y la frase "Viva Italia!". El relato en boca de su hermana Michele es desgarrador. En esa secuencia, la imagen de los músicos escoceses que portan gaitas y recrean el principio de "Crua chan" es tan fuerte que marca concluyentemente la influencia de esos años opresivos en su obra posterior.
Uno de los puntos donde también indaga la película es en el principio de la relación del cantante con los estimulantes. Se cuentan sus andanzas en Tarquinia, en plaza Navona, cómo conoce los ácidos, la marihuana y los efectos nocivos de la heroína en su salud todo terreno. Esto es descrito con relatos de los amigos italianos de Luca, cincuentones grandotes, sensibles y algo limados.


La narración nos cuenta cómo Luca llega a Argentina escapando de sí mismo, un poco por instinto, un poco por supervivencia. Detalla cómo se maravilló con las estrellas y la luna del cielo cordobés. Y en un pasaje se establece la idea de que Luca consideraba que sus mejores poesías las compuso en el período de tres meses que pasó en la cárcel. "No es tan terrible - le contaba a Timmy- es como el colegio pero sin tener que hacer nada".
Los relatos sobre su trabajo musical están aportados en su gran mayoría por Germán Daffunchio, Alejandro Sokol, Stephanie Nuttal (baterista fundandora de Sumo) y Timmy McKern. Al parecer Mollo, Pettinato y Arnedo no bendicieron el proyecto, pero como el filme es sobre Luca y no sobre Sumo, no se los extraña en absoluto. Hablan del primer recital en una casona de Hurlingam, para la madre de Timmy. Stephanie cuenta como la insultaban los fanáticos de Riff y cómo Luca se ganó el respeto de los metaleros diciendo que "a Pappo le juego una carrera a Rosario tomando ginebra".
Las cuatro o cinco novias del músico que hablan en el documental dan a entender que le iluminó la vida a todas las personas que se acercaron a él. Ellas recuerdan las delicias de su sencillez ("nos sentábamos debajo de un jacarandá a comer ostras" cuenta una), su amor por la comida ("los tallarines con tuco"), y una sensibilidad curiosa e infantil.
La musicalización se realizó con algunos pasajes psicodélicos, acústicos y nostálgicos contenidos en las primeras cintas grabadas por Luca en el país. Además hay momentos en vivo captados por Rodrigo Espina durante los recitales de Sumo realizados en los últimos dos años de vida de Luca.
El final llega con el trágico arribo de "la chica que baila". La madre cuenta como Luca se aparece una mañana al borde de su cama, pero al parecer cuando lo quiso tocar "se evaporó". Ella asegura que fue una aparición fantasmal, para despedirse con un sonriente "Ciao mamma". Y lo último que vemos es a Luca en escena exhalando un "Fuck you" letal.
La película supera las expectativas y arma una cronología de Luca desde la mirada de su familia, de sus amigos, de sus novias. Pinta un Luca simpático, generoso, rebelde y apenado. A dos décadas de su muerte nos da la sensación de que no se puede decir porqué, pero la huella de Prodan revive permanentemente. Eterno, tatuaje y remera.

1 comentario:

JLO dijo...

excelente la nota... no la lei toda porq no quiero saber tanto porq la voy a ver...

fui la primer semana pero no quedaba una entrada...

no es demasiado demagogica con el pelado?... ojo q lo amo eh... pregunto...

luca vive...